Portraits
29 April – 27 June 2021
“El discurso fotográfico quiere ser humilde precisamente porque da testimonio de todo, incluso aunque se deforme. Cuando esta humildad se vive con profundidad y pasión, el fotógrafo logra convertirse en artista asumiendo con claridad su condición de dependencia y convirtiéndola en una fortaleza, como el director que convierte una partitura leída con fidelidad en una irreproductible y ejemplar creación personal. El artista que comprende esto obtiene claridad e inspiración de esa unión. Así, el diálogo entre un artista y su fotógrafo surge de las conversaciones privadas y se convierte en documento de la ambigüedad, las dificultades, el dolor y la alegría de hacer arte.”
Umberto Eco, “Introducción”, Fotografare L’Arte, 1973.
Parra & Romero se complace en presentar la primera exposición individual de Ugo Mulas en su espacio de Madrid. La muestra presentará por primera vez una retrospectiva de su trabajo como retratista.
En su práctica, Ugo Mulas (1928-1973) consiguió capturar la esencia de algunos de los artistas más influyentes del siglo XX. En esta exposición trataremos de componer el retrato del retratista a través de los retazos de cotidianeidad que se desprenden de sus obras. El propio Mulas llegó a decir que para él la fotografía, en cierto sentido, era similar a contar una historia personal porque “la fotografía siempre es un acto autobiográfico”. Así, el fotógrafo se proyecta en el retratado y viceversa, siendo imposible dirimir quién de los dos protagoniza la escena. Ugo Mulas: Retratos parte de esta premisa: que el visitante construya una biografía de Mulas partiendo de esos fragmentos de cotidianeidad.
Retratar es reducir, extraer la esencia de algo o de alguien para hacerla perdurar en el tiempo, permitiendo recuperar en algún momento un determinado recuerdo. Umberto Eco apuntaba que no hay mayor humildad creativa que la que permite la objetividad de la cámara fotográfica. La cámara y el fotógrafo son dos caras de una misma moneda. Deleuze estudiaba la idea del devenir máquina, el hombre que utiliza la máquina como una extensión más de su cuerpo. Fotografiar sería entonces un acto tan automático como pestañear. La lente puede ser entendida casi como una prótesis que facilita extraer un momento de la vida del fotógrafo, y por extensión del fotografiado, para compartirlo. De esta forma, todos podríamos formar parte de aquel lugar y aquel momento. Esa es la humildad que ofrece la fotografía: un acto de generosidad.
“Al retratar a una persona, puedes asumir una infinidad de actitudes hacia esa persona y hacer que ella asuma una infinidad de actitudes hacia ti. No hay retrato más fiel que aquel en el que la persona está simplemente parada allí, posando, consciente de la máquina y no hace otra cosa más que posar. En cambio, por lo general, cuando decimos que queremos ser naturales, no se entiende que queramos ser naturales con nosotros mismos, sino con la cámara, es decir, con el fotógrafo, como engañándoles diciendo: ‘Estoy aquí, pero pretenderé que no sé que estáis ahí, así mi ficción será más creíble’. En lugar de fotografiar a alguien haciendo alguna cosa, se registra un hecho y luego se hace una crónica. En cierto sentido, el retrato es algo más noble que la crónica fotográfica, siempre que no haya reticencias, ni ficción hacia el conjunto de la operación, que debe ser lo más abierta posible, lo más directa posible.”
La Fotografia. Ed: Giulio Einaudi Editore, Roma, 1973.
La fotografía también es, entonces, un acto de confianza. El retratado abre las puertas a la intimidad de su casa, de su taller, de su personalidad. Al menos, cuando la fotografía es tan veraz como la de Mulas, este tipo de cotidianeidades se convierten en una indudable muestra de confianza. Parece no existir ningún pacto entre ellos, quizá algunas breves y cordiales palabras. No es difícil imaginar el contexto en que capturó a Duchamp, observándose a sí mismo jugando al ajedrez; a Jasper Johns, tomando una copa en su taller; a Piero Manzoni, fumando un cigarrillo en la cafetería, o aquel retrato de Alberti tan desenfadado. En la fotografía de Barnett Newmann lo que parece retratarse es la huella de una ausencia marcada por las sillas y su lienzo. No parecen momentos impostados, tienen la naturalidad de quien se ha tomado la molestia de compartir su tiempo y su memoria convirtiéndose en personalidades llamadas a marcar la historia del arte del siglo XX.
La obra de Ugo Mulas ha sido expuesta en prestigiosas instituciones y museos a lo largo del mundo incluyendo Centre Georges Pompidou, París; Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York; Fondation Henri Cartier Bresson, París; Kassel Documenta 6, Museum Fridericianum, Kassel; Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; MAXXI, Rome; Fondazione Prada, Milán; Kunsthaus Zürich, Zurich; Kunstmuseum Bonn, Bonn; Musée Rath, Ginebra; Kunsthalle Basel, Basilea; Philadelphia Museum of Art, Philadelphia.
“The photographic discourse wants to be humble precisely because it testifies even when it deforms. This awareness gives the art photographer a humility that the critic doesn’t have. When this humility is lived deeply, the photographer succeeds in becoming an artist because he takes on his condition of dependence with clarity and makes it strength, like the conductor who makes a score read with fidelity and unrepeatable and exemplary personal creation. The artist, who understands this limitation and this power of his fellow traveller, draws clarity and inspiration from this partnership. Thus, the dialogue between the artist and his photographer emerges from private conversations and becomes a document of ambiguities, difficulties, pain, joy and the happiness of making art.”
Umberto Eco, Introduction to Fotografare L’Arte, 1973.
Parra & Romero is pleased to announce the first solo show by Ugo Mulas in its space in Madrid. The exhibition will present for the first time an overview of his practice as a portraitist.
In his practice, Ugo Mulas (1928-1973) managed to capture the essence of some of the most influential artists of the 20th century. In this exhibition we will try to compose a portrait of the portraitist through the slice of life that emerges from his works. Mulas himself said that the photography, in a certain sense, was like telling a personal story because “photography is always an autobiographical act.” Thus, the photographer projects himself on the portrayed and this on his photographs, making impossible to decide who is the protagonist of the scene. Ugo Mulas: Portraits starts from this premise: the viewer builds a biography of Mulas from those fragments of the everyday life.
To portray is to reduce, to synthesize; extract the essence of something or someone to make it last over time, to throw back a memory. Umberto Eco underlined that there is no better creative humility than what comes from the objectivity that the machine allows. Deleuze studied the idea of the body as a desiring machine, the human using the camera as an extension of his own body. Photographing would then be as automatic as blinking. The lens becomes a prosthetic element that makes it easier to extract a moment from the life of the photographer, and by extension of the photographed, and allows sharing it. Thus, we are all part of that place and moment. That’s the humility that photography offers: an act of generosity.
“Usually when you say that you want someone to be natural, the meaning of being natural is not that of being in that way towards yourself, but of being natural with the camera, that is to say with the photographer, as if you wanted to take them in saying ‘I am here, but I’m pretending not to know you are there. This way my pretence will be more believable’. Photographing someone while he is doing something is like recording a fact, thus is to say reporting that fact. A portrait is, in a certain sense, something nobler than a reportage, as long as there would not be any reserve in it, or any pretence towards the entire project, which has to be as open ,as direct as possible.”
Photography is also an act of trust. The portrayed person opens the doors to the intimacy of his home, his studio and his personality. At least when the photograph is as truthful as Mulas is, this kind of daily life acts becomes an unquestionable sign of confidence. There seems to be no pact between them, perhaps a few short and cordial words. It is not difficult to imagine the context in which he captured Duchamp watching himself playing chess, Jasper Johns having a drink in his workshop, Piero Manzoni smoking a cigarrette, or that lighthearted portrait of Alberti. Barnett Newmann’s photography seems to be portrayed the trace of an absence marked by those chairs and his canvas. All of these moments don’t seem to be agreed. They do not seem like fixed moments, they have the naturalness of someone who has taken the trouble to share his time and memory with those personalities called to mark the history of art of the XX century.
The work of Ugo Mulas has been exhibited worldwide in prestigious institutions and museums including Centre Georges Pompidou, Paris; Solomon R. Guggenheim Museum, New York; Fondation Henri Cartier Bresson, Paris; Kassel Documenta 6, Museum Fridericianum, Kassel; Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; MAXXI, Rome; Fondazione Prada, Milan; Kunsthaus Zürich, Zurich; Kunstmuseum Bonn, Bonn; Musée Rath, Geneva; Kunsthalle Basel, Basel; Philadelphia Museum of Art, Philadelphia.